jueves, 23 de febrero de 2012

Anécdotas falsas en internet



Hace unos meses publiqué este artículo:


En él demostraba que muchas noticias que damos por ciertas, en realidad no lo son tanto. Las espinacas que deglutía Popeye el marino no contienen tanto hierro como se creía; y la señal de Morse S.O.S. no es una sigla de “Safe Our Souls”, ni se utilizó por vez primera en el Titánic; ni las uñas siguen creciendo tras la muerte…
En esta ocasión voy a centrar mi atención en otro tipo de errores: en equivocaciones que fluyen expresamente por internet.
Es importante resaltar que Internet no siempre es fiable. De hecho, está repleto de errores, lo cual es inevitable. También nosotros podemos cometerlos. Algunos pululan vertiginosos por la red, mil veces repetidos por lo divertidos o curiosos que resultan; pero ello no les confiere más verosimilitud. Los jóvenes harían bien en contrastar las informaciones en páginas y foros de probada solvencia.
A continuación, les presento algunos de los más significativos:

Vegetarianos comedores de ratas.
Si usted escribe en cualquier buscador como Google las palabras “marmota” y “Hawaii”, se encontrará con este texto en multitud de entradas:


“Las marmotas (o mongooses), esos pequeños mamíferos Asiáticos famosos por matar cobras, fueron llevadas por los agricultores de Hawaii para tratar de controlar la población de ratas, pero se les paso un pequeño detalle. Las marmotas son animales diurnos y las ratas son animales nocturnos. Hoy en día, las marmotas son consideradas en Hawaii como una plaga, casi tanto como las ratas”.


La marmota es un roedor vegetariano, que se alimenta de futas, semillas o granos. Es un animal pacífico y sociable, incapaz de comerse a una rata.


Supongo que a lo que se refieren es a la mangosta, un pequeño carnívoro muy ágil, capaz de cazar cobras. Lo del horario nocturno o diurno es una soberana tontería; la mangosta es un eficaz cazador de ratas. De hecho, su éxito motivó que se exportaran ejemplares a Jamaica, Cuba y, en efecto, Hawaii. El verdadero problema radica en que la mangosta, un cazador voraz, ha causado la extinción de varias especies autóctonas de mamíferos, aves y reptiles.

El retrato de John Coffee, un arquitecto que resultó ser sheriff.
En varios blogs se puede encontrar esta noticia:

En 1853 John Coffee construyó la cárcel en Dundalk, Irlanda. Quedó en bancarrota en el proyecto y se convirtió en el primer preso de su propia cárcel.
El problema surge cuando vemos la foto que se acompaña en muchos foros:


Tengo el honor de presentarles al famoso capitán de los rangers de Texas John Coffee "Jack" Hays.
Ayudó en el diseño del revólver Colt, y fue un guerrero respetado por sus enemigos, los comanches. El jefe comanche Joroba de Búfalo le concedió el raro honor de enviarle una copa de plata cuando supo del nacimiento de su primer hijo. Militar, explorador, sheriff, político y empresario, es uno de los fundadores de la ciudad de Oackland, donde murió.
Por supuesto, jamás estuvo en Irlanda, ni construyó una cárcel.

Poesía de un moribundo que ni se moría ni escribió tal poesía

En el año 2.000 circuló como la pólvora un poema enviado por Gabriel García Márquez a sus amigos, tras tener noticia de que su grave enfermedad había empeorado su salud hasta ponerlo a las puertas de la muerte.

El poema era el siguiente:

LA MARIONETA


Si por un instante Dios se olvidara
de que soy una marioneta de trapo
y me regalara un trozo de vida,
posiblemente no diría todo lo que pienso,
pero en definitiva pensaría todo lo que digo.

Daría valor a las cosas, no por lo que valen,
sino por lo que significan.

Dormiría poco, soñaría más,
entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos,
perdemos sesenta segundos de luz.

Andaría cuando los demás se detienen,
Despertaría cuando los demás duermen.
Escucharía cuando los demás hablan,
y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate.

Si Dios me obsequiara un trozo de vida,
Vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol,
dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón,
escribiría mi odio sobre hielo,
y esperaría a que saliera el sol (…)


Y sigue unos cuantos versos más, inmisericorde.

De esto hace 12 años. García Márquez sigue vivo y jamás escribiría una cursilada de este tipo. Sin embargo, multitud de sitios se hicieron eco de los textos.
Finalmente, el propio autor colombiano tuvo que salir a la palestra:
"Lo que más me puede matar es la vergüenza de que alguien crea que de verdad fui yo quien escribió una cosa tan cursi".

Tergiversar una noticia. La portada de Hitler

En muchos foros de internet, y bajo el epígrafe “errores históricos”, se lee lo siguiente:
Hitler fue elegido “Hombre del año" en 1938 por la revista Time.
A lo que en ocasiones se acompaña las siguientes portadas.












En realidad, lo que la revista Time hace es nombrar a la persona más trascedente del año, no a la mejor. Y, sin dudas, Hitler se merecía tal reconocimiento.
El texto del artículo estaba escrito con bastante cuidado, en absoluto ensalzando al personaje. De hecho, resulta interesante observar la verdadera portada que acompañaba a la noticia. No vemos un retrato del personaje, como era norma en Time:


Observamos una ilustración del Barón Rudolph Charles von Ripper, un alemán católico huido de la Alemania nazi. El dibujo muestra a Hitler interpretando al órgano "el himno de odio en una catedral profanada, mientras las víctimas cuelgan en una rueda de Santa Catalina y la jerarquía nazi observa."
Nada que ver con la noticia, tal y como se  presenta en muchos foros. Seamos justos con la revista Time, no se trató de un error histórico.


Por cierto, la revista nombro hombres del año a otros personajes controvertidos: Stalin (en 1939 y 1942), Khrushchev  (1957), Deng Xiaoping (1878 y 1985) o el Ayatollah Khomeini (1879), todos ellos dictadores
La Silla eléctrica, el dentista y un elefante


En varios foros de internet se dice que la silla eléctrica fue inventada por un dentista. Esta noticia no responde a la verdad. De hecho, como suele suceder, la verdad es mucho más interesante.
En algún otro espacio le atribuyen la invención al célebre Thomas Edison  pero esto tampoco es exacto.  El dudoso honor de inventar la silla eléctrica le corresponde a Harold P. Brown, un empleado al que Thomas Edison encargó que investigara el tema de la electrocución.

¿Por qué estaba interesado Edison en este tema? El diseño de Brown tenía que basarse en la corriente alterna (CA) de Nikola Tesla, la alternativa a la corriente continua (CC)  que había desarrollado el propio Edison. Estamos pues inmersos en la llamada “guerra de corrientes”.
Thomas Edison y su rival, Nikola Tesla , que contaba con el apoyo del ingeniero y empresario Westinghouse, se enfrentaron en una batalla para determinar qué sistema eléctrico se convertiría en la tecnología dominante. Para ellos era importante que no se empleara su sistema para matar a criminales; era muy mala prensa, porque daba idea de la peligrosidad del invento. Es por esto que Harold Brown (recuerdo, empleado de Edison) inventó la silla eléctrica empleando el sistema de sus adversarios, la corriente alterna. Para demostrara su efectividad, electrocutó en público a perros, gatos e incluso un elefante hembra, de nombre Topsy.
Topsy había matado a tres hombres, e iba a ser colgada por ello, pero las asociaciones en defensa de los animales protestaron. finalmente, se optó por la electrocución, y su agonía fue filmada el 4 de enero de 1903. Antes, se le habían dado zanahorias rellenas de cianuro de potasio. 

Merece una reseña lo sucedido con el primer hombre condenado a morir electrocutado: Ernest Chapeleau, un francés nacionalizado estadounidense. Algo debió de salir mal durante la ejecución, puesto que Chapeleau salió vivo de la sala, con quemaduras, eso sí, de tercer grado. Como su sentencia establecía literalmente que debía ser ejecutado en la silla eléctrica, pero no incluía la fórmula “ejecutado hasta morir”, Chapeleau se salvó del verdugo.
Por cierto, y a modo de colofón: el Emperador Menelik II de Abisinia encargó tres sillas eléctricas a los Estados Unidos. Cuando llegaron, descubrieron que funcionaban con electricidad, y no había electricidad en Abisinia. Finalmente, el emperador, un hombre de recursos, usó una de ellas como su trono.
Creo haberlo dicho antes: no es necesario inventarse nada; la verdad acoge infinidad de asombros.

Antonio Carrillo

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