viernes, 13 de julio de 2012

El decálogo del traductor



1. un traductor debe cobrar por su trabajo, y no esperar a que la agencia cobre de su cliente. De eso nos ocupamos los gestores de las agencias: es nuestro trabajo. Por ello cobramos un sueldo.

2. Un traductor debe cobrar por todo su trabajo. Un profesional responsable revisa incluso lo que aparentemente ha traducido un programa de ayuda. ¿Qué pasa con el tiempo dedicado a la corrección?

3. Un traductor debe cobrar una tarifa mínima y digna. Toda tarifa por debajo de 4 ó 5 céntimos la palabra ES UN ABUSO

4. Un traductor merece respeto, y el apoyo de su agencia. Es un profesional altamente cualificado.

5. El traductor comete errores. También los cometemos los responsables de las agencias. Y los clientes.

6. El uso de becarios o estudiantes debería estar reglado de alguna forma. En todo caso, un traductor debe cobrar por su trabajo un mínimo establecido, y no entrar en una subasta a la baja. De nuevo: RESPETO

7. Los traductores deben tener claro que toda merma en su categoría profesional es PAN PARA HOY, HAMBRE PARA MAÑANA.

8. La traducción precisa tiempo. La agencia debe luchar porque los clientes entiendan que es difícil compatibilizar prisas con calidad.

9. Debe haber un compromiso ético: jamás se "tantean" clientes de otras agencias.

10. El margen de la agencia debe ser el mínimo indispensable para mantener su estructura (oficinas, gastos, sueldos); pero hacerse rico a costa de la explotación de otros (jóvenes desempleados, uso de personas no cualificadas, mala praxis en las escuelas de traducción) es una vergüenza

  ¿He sido claro?

Los traductores que trabajan para nosotros, algunos desde hace más de 30 años, saben que predicamos con el ejemplo. Esta forma de hacer negocio es viable. Puede que no nos hagamos ricos, pero somos honestos.

Antonio Carrillo Tundidor

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